jueves, 29 de diciembre de 2011

Mi otro yo


Nació en un barrio con solera...Vivir en los Cuarteles era sinónimo de buena gente, de gente trabajadora, de gente inquieta, soñadora y emprendedora.

No tuvo una infancia muy buena en cuanto a salud se refiere....constantes idas y venidas al médico por su ya aparcada asma, que le hacía las noches interminables y angustias insoportables.

Pero era el más guapo del barrio...cuenta orgulloso su padre. Cada vez que salía a dar un paseo con él, más de una le decía que ese crio tan rubio era lo más guapo de Los Cuarteles.
Y Piedad....cómo presumía de vecino....Era su disculpa para salir a “refrescar”....

Quería un hermano y lo tuvo... y a buen seguro que más de una vez se arrepintió de ello...como todos...

Meticuloso y  concienzudo hasta límites insospechados, guardaba sus chapas de equipos de futbol en cajitas del Caserio y que su hermano se encargaba de desaparecer cuando comenzaba a gatear....también los coches de carreras fueron desapareciendo...

Y no digamos del famoso fuerte hecho de pinzas de la ropa, construído por el que él considera su abuelo,  y que su primo se encargó de romper...Pequeños disgustos infantiles que aún recuerda con tristeza...
Pero no, su infancia, lejos de ser infeliz, la recuerda con cariño.

Buen estudiante donde los haya, siempre quiso ser periodista, pero la vagancia se apodera de uno hasta límites insospechados.

Nunca le tuvieron que decir qué tenía que hacer....él sabía muy bien lo que quería y cómo lo quería. 

Su equipo de siempre, el Bilbao ( como aquí siempre se le llamó) triunfaba por aquel entonces....y claro, no le podía faltar su camiseta de Goiko...que desafortunadamente llevaba la marca de un planchazo en la parte delantera.....ay...esa manía de las madres de plancharlo todo....

Recuerda su portal siempre lleno de niños a los que su madre daba clase en la buhardilla de arriba y recuerda a su amigo de infancia, Jorge, con el que aún le une una firme amistad.

Y por su puesto, ya de pequeño, lo de cortar el pelo ya no iba con él. Mientras que otros de su edad lloraban cuando se alejaban de sus padres, él solo lloraba cuando visitaba al peluquero....

Pronto le entró el gusanillo de la música...en su casa sonaba siempre buena música...Desde la más actual hasta clásica.
Y llegaban los cumpleaños...Y nunca nadie acertaba con sus regalos....Un año le propusieron cambiar su regalo de reyes y con el dinero se compró alguno de esos vinilos que andan por casa.

En la adolescencia las cosas cambiaban en su vida a pasos agigantados. Comenzó a tocar el piano, era catequista, escribía en una revista alternativa, formaba parte de los Scouts, ........Siempre haciendo algo...siempre ocupado y cada vez más unido al mundo musical.

Acabó el colegio con estupendas calificaciones y comenzaron los años del instituto...los años locos de todo adolescente turonés.

Veranos en Tapia de Casariego o León, amores de verano y desengaños completaban su año.
Continuará...







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