Los que somos hijos únicos sabemos bien lo que es. Sabemos bien lo que es la soledad. Algunos de nosotros la administran bien, saben combatirla. O se ponen un escudo toda su vida, o se hacen más independientes. Otros, como es mi caso, rogamos para estar siempre acompañados, por ser escuchados las más de las veces, por ser entendidos en definitiva. Somos dependientes. Y es duro, después de tantos años, no ser entendido. Cuando nos dan esos momentos de bajón, es necesario que alguien esté a tu lado, de lo contrario, nuestra soledad interna nos apodera, nos hunde aún más y lo que es peor, no encontramos salida. Y desgraciadamente, cuando las personas que esperas que estén ahí, no lo están, tu vida es una mierda y tu lloro es tan desconsolado que las noches se hacen eternas, frías y solas....